Otra vuelta a Las Señales. Hoy iba de cabeza a por los Rebecos del otro día, aprovechando que les había localizado en el pastadero y que la zona es muy apropiada para asentar la cámara. Como se ve en la foto se está casi a la misma altura, y la distancia no es más de 200 metros, que, para mí que no soy muy exigente con las fotos, es más que suficiente, (son las rocas que están en el horizonte más próximo al objetivo):
Lógicamente, ¿qué iba a esperar?, ni Rebecos ni nada en las rocas, pero el día no fue malo, no.
Subí como la otra vez dirección al Collado de la Peña del Águila, por el camino, no había ni nubes, ni viento, ni ningún ruido, así que, como el terreno es muy turboso y parece que está hueco, empecé a escuchar pisadas de algo en el fondo de la vaguada que baja del Páramo, y efectivamente, allá abajo apareció una Corza, tan tranquila, pastando y mirando para la parte que yo no veía, que era donde andaba el macho, que no tardó ni medio minuto en dar señales de vida, y claro, como andan en pleno romance pasó lo que tenía que pasar:
A mí, lógicamente, ni me vieron en un rato, hasta que me moví, entonces ahí ya se pararon y se marcharon a buscar un poco más de intimidad.
Sigo andando y nada más entrar en el Páramo del Remelende ya veo un rebaño de unos siete Rebecos, corriendo como descosidos, supongo que sería a los que yo iba a buscar, así que ya los doy por perdidos, cuando mira por donde, otra pareja de Corzos, esta vez el macho es un poco menor y como están menos alterados ya me ven de lejos y echan monte arriba. ¡Bastante iba yo a pensar que iban a estar tan juntas dos parejas!.
Este es el Páramo:
Estuve una horilla donde las rocas del principio, por echar tiempo porque de Rebecos, como ya dije, na de na, para colmo aparecieron un par de personas por el Remelende que seguro que serían los que espantaron el rebaño, así que para otra, que el monte es de todos.
Bajé para la Hoya, y como el otro día, siguen los juveniles del Bisbita arbóreo dando la tabarra:
Mientras les iba siguiendo fueron apareciendo tambien más jóvenes de Tarabilla común y Acentor común:
juvenil de Tarabilla común
juvenil de Acentor común
Eso sí, con sus padres bien cerca.
Tarabilla común (macho)
En estas que por la zona de los pinos empiezo a escuchar movimiento de páridos, me voy acercando y me encuentro con una bandada de jóvenes Carboneros garrapinos, Herrerillos capuchinos y Piquituertos, todos juntos arrasando todo lo que encuentran. Van tan confiados que con algunos hasta perdí el foco, acercándose a menos de un metro un par de veces.
Carbonero garrapinos
Herrerillo capuchino
Piquituerto
Después de estas visitas ya me tiré al suelo, andaba buscando alguna Erebia palarica, después de echarle una foto la semana pasada quería alguna que estuviera menos estropeada ya que el bicho lo merece, por algo es una mariposa exclusiva de la Cordillera Cantábrica, y tan exclusiva que no la hay en ningún otro lugar, había varias revoloteando, pero sólo pude pillar a esta hembra, (bueno, de lo malo tengo a la pareja):
Erebia palarica
Mientras andaba a ellas volvió a salirme la limícola que levanté el otro día, y esta vez la pude ver mejor, me dio tiempo a ver el cuerpo oscuro con el evidente obispillo blanco, así que casi seguro que es un Andarríos grande.
Y ya está, otro día más a sumar...