Son fechas de perder un día en el monte detrás de los venados. Y como es de recibo toca madrugar. Por la carretera todavía sin luz empieza bien la jornada: una venada y un zorro se llevan buen susto cuando pasa el coche.
Al empezar a andar sigue sin clarear y hay bastante niebla. Me sale otro zorro. Hace quince días estuve por la zona y lo mismo, quizá sea el mismo, lo que sí esta vez solo le pude ver la silueta pero si es el mismo de la otra vez hay que decir que llama la atención, es de los de pelaje oscuro y ya lo tiene preparado para los fríos, un verdadero ejemplar digno de pillarlo bien con la cámara.
De berrea poca, y eso que lleva una semana lloviendo sin parar y la amanecida es húmeda, pero nada, hasta casi las 8 y pico no se animan, y tampoco es que lo hagan de forma muy efusiva.
Para subir hasta donde quiero, que es una torre de vigilancia, puedo ir por pista o por el medio del hayedo, esta vez voy a tiro fijo, al bosque a ver, quizá me los encuentre de cara... Y me los encuentro, primero un Corzo sale como un tiro, es imposible que no lo haya visto pero ahí está, me salta a 20 o 30 metros y lo podía haber pisado y seguiría invisible, está claro que son los dueños de este terreno, el extraño soy yo.
Un poco más arriba ruido de tractor arrasando la hojarasca. Un par de siluetas grandes, dos venados, no distingo si hembras o macho con una vista rápida de algo arrancando a correr entre arandaneras, escobas y abedules.
Ya en la torre un macho, será el que más cerca logre tener hoy pero no ando fino. Entre quitar cosas, preparar, apunta y dispara se va. Queda la foto de culo, literal.
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