Hacía ya tiempo que no subía por los Casares y hoy tocó. Tampoco madrugué mucho, digamos que salí de casa ya con bastante luz, aún así fui el primero en llegar a la zona y eso, a veces, tiene premio.
Desde los Collaos, donde dejé a la "Destapinaora", hasta arriba no hay mucho movimiento, igual es que el sol todavía no está muy alegre o a saber, pero poco más que dos Acentores, un Mirlo y un par de algo que podrían haber sido Bisbitas de algún tipo.
Al llegar a los Casares sí, un par de Colirrojos tizón, un par de Collalbas y otro par de Chovas piquigualdas. En un primer vistazo a la ladera nada así que me siento tranquilamente y ¡date!, ahí están. Un grupete de 11 Ciervas que si fuera cronista del "Hola" anunciaría como casi todas en "situación de feliz espera", vamos, lo que viene siendo preñadas.
Ciervas
Me tiro un buen rato con ellas entretenido. Luego sigo el paseo, pero sin tanto éxito, de hecho puedo declarar que cero vistas a nada. Bueno, por lo menos tengo el paisaje que ya de por sí llena. Es uno de los sitios por los que más me gusta pasear, no sé, algo tiene. Supongo que me llamarán la atención las cabañas/refugio que hay desperdigadas (por ahí atrás ya conté que una vez mi padre me dijo que había dormido en una con mi abuelo, pasando de un valle a otro a ver a la familia política), o la mezcla de caliza con pasto, o el paisaje, o... a saber, el caso es que lo disfruto como un enano cada vez que voy.
Los Casares
A la hora de bajar sí que se anima algo más la cosa. Empiezan a aparecer los Acéntores a los que echaba de menos, y entre ellos una pareja de Escribano montesino.
Acéntor común
Escribano montesino
También un par de Mirlos, una Collalba gris y una Tarabilla común.
Tarabilla común
Al final, antes de subir a la moto me viene a despedir un Buitre leonado y de paso me llevo un par de souvernirs del monte.
Buitre leonado
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