El otro día, el 26, subí a la berrea. Como los últimos años estuve por la zona de Valdosín, que aunque tiene bastante presencia de Lobo y se nota bastante en la población de Corzos y Jabalís en la de Ciervo sigue manteniendo cierta cantidad.
Lleva tres o cuatro días lloviendo y elegí ese día porque aunque seguía el mal tiempo la AEMET daba ciertos claros y algo mejor en las franjas en las que supuestamente me estaría moviendo. Al final, ya con el coche aparcado en la zona me dio por volver a mirar y sorpresa, han cambiado las predicciones y se prevee día malo malísimo. Pues nada, primer día de mi vida que salgo al monte llevando un paraguas, es lo que hay.
No hay duda que estos días así son los que les gustan en época de berrea para darle con toda la artillería. Nada más echar a andar ya se oyen a izquierda y derecha, bastante altos pero muy animados, mientras tanto por el camino me encuentro con un viejo amigo, un Zorro, que se me aparece donde siempre, no se si será el mismo u otro, pero la zona no hay duda que le gusta.
Según voy ganando altura se van escuchando más cerca, entre la niebla, el orbayu y los Ciervos lo único que logran es que me pare a cada poco y disfrute el paisaje como pocas veces lo he hecho, siempre salgo con buen tiempo y estar así en este monte es una pasada.
Ya se oyen cerca, son dos, como hoy el que lleva ventaja al primero ya lo tengo localizado antes de que me vea. Al segundo lo veré un poco más adelante, primero las dos hembras que lleva y luego a él. Cuando me localizan se quedan parados como una postal, mientras no me muevo ellos tampoco, en cuanto recojo si te he visto no me acuerdo.
Ya en la torre sigue el concierto por todos lados. Cosa curiosa, en el vídeo se ven los dos que van juntos, retándose mutuamente pero sin llegar a la lucha. Al rato de pasar vuelve solitario el que le falta el cuerno, pero vuelve muy extraño, sin hacer ningún ruido y de frente a ¿esconderse? Entre los abedules. No pude pillarlo ni con foto ni vídeo por los árboles pero llegó a estar muy cerca. Detrás de él aparece el otro, pero éste ya con otra actitud, se para donde más visible es y no para de mirar hacia donde está el otro y soltarle algún que otro berrido. Me da que pensar que tuvieron sus más y sus menos y el del cuerno roto tuvo que tragarse su orgullo y escapar humillado a refugiarse antes de llevar más palos.
Entre tanto no faltaron curiosos que se acercaban a ver que era esa cosa que salía por la ventana del caseto: una bandada juvenil de Reyezuelo sencillo, unos 10-12 ejemplares, Carbonero garrapinos, Herrerillo capuchino, Petirrojo, Arrendajo, Chochín, Curruca capirotada, Mirlo común y Agateador. A algunos, pocos, los pude fichar, otros, los más, no pude dejar constancia de la presencia….
Y justo al bajar me despide éste.
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