Como le entra la luz muy rápido madrugué un poco, en media hora solo una lejana Lavandera cascadeña se dejó ver.
Al poco rato ya empieza a subir el Mirlo acuático entre piedra y piedra. Y algo no le cuadró y tuvo que acercarse a mirar, casi se me va del enfoque de la cámara. Cuando vio que yo no hacía nada y que ni muerdo ni asusto siguió tranquilamente.
Por el lateral río abajo veo un Cormorán grande de pesca. Intento buscarlo aprovechando que el Mirlo se me ha alejado un poco. La monto buena entre coger la posición, forzar el objetivo por el agujero y apoyarme medio estable. Y mientras busco al Cormorán me cruzo con esta Garza real que estuvo un rato en esa piedra, supongo que intentando adivinar que era aquella cosa negra brillante que se movía.
Hay un grupo de Ánades reales, pero ahí mi nivel de contorsionismo ya no me deja hacer más.
El resto de la mañana amenizado entre las ramas con Mirlos comunes, Petirrojos, Ruiseñor bastardo y Arrendajo.
Al levantarme para salir el primer Mirlo acuático ya estaba acompañado de otro que se me quedaron mirando antes de pegar el salto a unas piedras más lejanas.
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